Por Lucrecia Hidalgo, especialista en retail y marca personal con más de 30 años de trayectoria
En el mundo del retail y los negocios, uno de los dilemas más recurrentes y decisivos para cualquier empresa es: ¿conviene apostar por marcas comerciales reconocidas o desarrollar y potenciar marcas propias? Esta pregunta, aparentemente simple, esconde una complejidad estratégica que puede definir el éxito o el estancamiento de una compañía.
Permítame acompañarle en este análisis, donde no solo la lógica sino también la intuición de mercado juegan un papel fundamental.
El poder de las marcas comerciales reconocidas
No es un secreto que las marcas comerciales consolidadas gozan de un valor intangible que trasciende el producto. Según un estudio de Interbrand (2023), las marcas líderes a nivel mundial generan hasta un 50% más en valor percibido frente a productos genéricos. Esa confianza que han construido con los años se traduce en lealtad, reconocimiento inmediato y, en definitiva, mayor volumen de ventas.
Sin embargo, apostar únicamente por marcas comerciales implica depender de terceros. Usted está a merced de sus políticas de precios, de su innovación y, en ocasiones, de sus tiempos de respuesta. Eso puede limitar su flexibilidad y su capacidad para diferenciarse.
La fuerza y desafíos de las marcas propias
Por otro lado, las marcas propias —esas que nacen, crecen y se fortalecen dentro de su negocio— tienen un atractivo especial. Según NielsenIQ, las marcas propias han crecido en participación de mercado hasta un 35% en los últimos cinco años, demostrando que los consumidores valoran cada vez más las opciones que ofrecen calidad a precios competitivos.
Crear una marca propia es apostar por el control absoluto: decide la calidad, el precio, la presentación, y la comunicación. Pero también es un camino que requiere paciencia, inversión y un profundo conocimiento del cliente.
Aquí no solo se vende un producto, sino una promesa que usted debe cumplir para ganar confianza y fidelidad. Y ese, sin duda, es un reto que vale la pena.
¿Cuál es la Mejor Estrategia?
No hay una respuesta única. Todo depende del tipo de negocio, el mercado, la competencia y, sobre todo, de la visión de la empresa. Pero sí hay algo que es claro: combinar ambas opciones puede ser la fórmula ideal.
Las marcas comerciales aportan estabilidad y reconocimiento inmediato, mientras que las marcas propias ofrecen diferenciación, mayor margen y una conexión más íntima con el cliente. En promedio, las marcas propias pueden representar un margen de ganancia hasta un 15% mayor que las marcas comerciales, según datos de Euromonitor (2024).
Reflexión Final
En el fondo, esta decisión es mucho más que un asunto financiero o logístico. Es, también, una cuestión de identidad y propósito. ¿Qué quiere que su negocio represente? ¿Cómo quiere conectar con sus clientes?
El equilibrio entre marcas comerciales y propias no es solo una cuestión de números. Es un acto estratégico que debe resonar con la cultura y los valores de su empresa.
Si quiere explorar cómo implementar esta estrategia en su negocio, cuente con mi experiencia para diseñar un camino que le permita aprovechar lo mejor de ambos mundos. No es solo una elección; es la oportunidad de construir un negocio sólido, rentable y memorable.